RECUERDO EL MAR
Entre brumas recuerdo que un día
en mi almohada se posó una sonrisa,
y aunque tan solo fue un instante de ensueño,
sigue en mi ser como
una melodía vacía.
Vacía como una gaviota sombría
sobre un acantilado suspendida
que su hogar no puede encontrar
y da por perdida su vida.
Quizá invoque aquella tempestad atronadora
al pie de sus farallones, cuando ya habían
salido sin ruido mis azules estrellas a trompicones…
Quizá la lluvia ya no me toque
para que yo no la moje y mi inerte mano la dibuje
con los atroces negros velos de mi noche…
¿Dónde estará la luna menguante
- esa llamita
cambiante y visceral -
esas miradas hermanas y cómplices,
ese murmullo primaveral?
¿Dónde estarán las olas
que se congelaban al vernos pasar,
las nubes escultoras de montes
o los horizontes amantes del mar?
¿Dónde los sueños al viento,
las miradas contra el cielo,
los besos al callar?
¿Dónde la rima del momento,
el decrescendo del tiempo,
nuestras huellas al caminar?
Y siendo mis luceros luciérnagas flotando
en un obscuro mar de cristal,
mis anhelos no son más que la morralla
que se lleva la pleamar…
Y si el destino son los sueños que vemos
y olvidamos al despertar,
¿Entonces es cierto que vivimos,
o la vida solo es soñar?
Quizá no exista el océano de aquel crepúsculo,
ni el instante místico, ni la promesa entre los tejos,
ni mi voz – ese arcaico y mudo túmulo ceniciento-
mas al menos existen mis suspiros entre pensamientos.
Sentado entre nomeolvides,
contemplando las torres de marfil,
advertí que al final solo
importaron
las palabras que no supe decir.